Mi nombre es Mónica, tengo 31 años y me encantan los animales y la naturaleza. Tengo cuatro gatos y un agaporni y entre mis aficiones están bailar Bollywood y hacer natación.
Mi marca personal ha pasado por tres nombres, pero Saori es con el que más me identifico, pues es un nombre japonés que significa «florecer».
Empecé en la fotografía en el año 2016, cuando estaba pasando por un momento personal delicado: una depresión. Hacer fotos me relajaba y me ayudaba a gestionar mis emociones. En el 2019 nació mi hijo Odin y decidí dedicarme a la fotografía a nivel profesional, haciendo formación y también de manera autodidacta.
En el 2022 volví a ser mamá, nació mi hija Freya y con ella la necesidad de dedicarme de lleno a la fotografía maternal.
Ser mamá me ayudó a florecer, a querer salir de la depresión, buscar nuevas metas y proyectos.
Creo que cada vez que una mujer se convierte en madre florece en todos los sentidos, es una experiencia en la que nunca se deja de aprender y crecer.